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Lección 11

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Lección 11

Las contribuciones de reformadores clave en la preparación de la Restauración

Mensaje

Boyd K. Packer, “El estandarte de la verdad se ha izado”, Liahona, noviembre de 2003, págs. 24–27.

El estandarte de la verdad se ha izado

Presidente Boyd K. Packer

Presidente en funciones del Quórum de los Doce Apóstoles

No obstante cuán diferentes parezcamos para el mundo, no obstante lo ridiculizadas que sean nuestras normas, no obstante cuánto sucumban a la tentación otras personas, nosotros no vamos a ceder, no podemos ceder.

Mi propósito es explicar a los jóvenes, a los adultos jóvenes y a sus padres por qué mantenemos en forma estricta las elevadas normas de conducta moral; por qué evitamos las drogas adictivas y el té, el café, el alcohol y el tabaco; por qué enseñamos las normas de modestia en el vestir, el arreglo personal y el lenguaje. Ustedes tienen que saber dónde se originan nuestras normas y por qué no podemos rebajarlas y seguir lo que el mundo hace.

Ustedes tienen albedrío, el “albedrío moral”; son libres para escoger sus normas.

Ustedes entenderán mejor si les hablo acerca de las Escrituras y de la doctrina en vez de la conducta.

La Iglesia a la que ustedes pertenecen, La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, es la Iglesia restaurada. Si saben lo que significa restaurada entenderán por qué las normas de conducta son como son.

Después de la crucifixión de Cristo, ocurrió una apostasía. Los líderes empezaron a enseñar “los mandamientos de los hombres”, perdieron las llaves de la autoridad y se desconectaron de los canales de la revelación. No se podía simplemente recuperar la posesión de la autoridad perdida, sino que tenía que ser restaurada por aquellos que antiguamente tenían las llaves de la autoridad.

La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días no es una versión remodelada de otra iglesia; no es un ajuste ni una corrección ni una protesta contra cualquier otra religión; éstas tienen su “apariencia de piedad”, su bondad y su valor.

Juan el Bautista cruzó el velo para conferir el Sacerdocio Aarónico “el cual tiene las llaves del ministerio de ángeles, y del evangelio de arrepentimiento, y del bautismo por inmersión para la remisión de pecados”. Una ordenanza que lo acompaña, la confirmación y el conferir el don del Espíritu Santo, requería una autoridad mayor.

Poco después, Pedro, Santiago y Juan, Apóstoles y compañeros del Señor, restauraron el sacerdocio mayor o Sacerdocio de Melquisedec, “el Santo Sacerdocio según el Orden del Hijo de Dios”.

Toda la Restauración no llegó al mismo tiempo; en una serie de visitas, otros profetas vinieron y restauraron las llaves del sacerdocio.

Con la autoridad restaurada, se reveló la organización de la Iglesia. Los apóstoles fueron ordenados y se organizaron el Quórum de los Doce y la Primera Presidencia, tal como habían sido organizados antiguamente. Se revelaron las ordenanzas y se otorgó la autoridad para llevarlas a cabo.

Se tradujo y se publicó El Libro de Mormón, otro Testamento de Jesucristo, el cual contiene “la plenitud [del] evangelio eterno”.

Se publicaron otras revelaciones: Doctrina y Convenios y La Perla de Gran Precio. De estos volúmenes de Escritura aprendimos por qué fue creada la tierra y quién la creó. Los primeros líderes de la Iglesia obtuvieron un entendimiento de la plenitud del Evangelio, de Jesucristo y de las normas que Él requiere de Sus discípulos.

Aprendimos acerca del plan de redención, “el gran plan de felicidad”. Vinimos a la tierra para ser probados y obtener experiencia, con la promesa de que “por la Expiación de Cristo, todo el género humano puede salvarse, mediante la obediencia a las leyes y ordenanzas del Evangelio”.

Antes de que viniéramos a la vida terrenal, vivimos como hijos espirituales de nuestro Padre Celestial. “Todos los seres humanos, hombres y mujeres, son creados a la imagen de Dios. Cada uno [de ustedes] es un amado hijo o hija espiritual de padres celestiales y, como tal, cada uno [de ustedes] tiene una naturaleza y un destino divinos. El ser hombre o mujer es una característica esencial de la identidad y el propósito eternos de los seres humanos en la vida premortal, mortal, y eterna”.

El gran plan de felicidad hace posible que los vínculos familiares perduren después de la muerte. Las ordenanzas y los convenios sagrados, disponibles sólo en el templo, hacen posible que las personas regresen a la presencia de Dios y que sus familias se unan eternamente. El matrimonio, la familia y el hogar son el fundamento de la Iglesia. ¡Nada es más importante para la Iglesia y para la civilización misma que la familia!

Para algunos, no todo está completo en la vida terrenal porque no han tenido la oportunidad de casarse o tener una familia propia, pero el gran plan de felicidad y las leyes que lo gobiernan continúan después de la muerte. A esas personas, a quienes cuida un bondadoso y amoroso Padre Celestial, en los designios eternos no se les negarán las bendiciones necesarias para su exaltación, inclusive el matrimonio y la familia, lo cual será más dulce aún por haberlos esperado y deseado.

De las revelaciones, aprendemos que no tenemos que decirles, jóvenes, lo que está bien y lo que está mal con relación a la moralidad y al matrimonio. El profeta Lehi enseñó a sus jóvenes hijos que “los hombres son suficientemente instruidos para discernir el bien del mal”.

Ya que el poder para crear un cuerpo terrenal es esencial para nuestra felicidad y exaltación, el Señor ha decretado castigos severos para el uso inmoral de ese poder de engendrar vida.

Satanás sabe que si él puede corromper el proceso de procreación y causar que los hombres y las mujeres lo degraden en actos inmorales, hasta ese grado perturbará el plan de felicidad para ellos.

Pablo enseñó: “Pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar”.

No deseo ofender los delicados sentimientos de ustedes, jóvenes, pero en su mundo inundado de iniquidad deben estar en guardia para resistirla.

Hay palabras que es mejor no decir porque describen cosas en las que es mejor no pensar. Pero no pueden eludir el estar expuestos a las tentaciones relacionadas con la fornicación, el adulterio, la pornografía, la prostitución, la perversión, la lujuria, lo antinatural y todo lo que surge de ello.

Muy difícilmente pueden escapar de la degradante vulgaridad y de las bromas y el humor malvados que la acompañan. Todo desfila delante de ustedes en el entretenimiento indigno: en la música, en los materiales impresos, en el teatro, en las películas, en la televisión y, por supuesto, en el Internet.

Recuerden la Primera Visión cuando el joven José se arrodilló en la arboleda, de inmediato una densa obscuridad se formó a su alrededor; el poder del enemigo, un ser efectivo del mundo invisible, se apoderó de él; pero José hizo lo que cada uno de ustedes puede hacer: invocó a Dios y el poder maligno lo dejó.

Hay un gran poder en la oración. Al igual que José Smith, como hijo o hija de Dios, ustedes pueden orar a Dios en el nombre de Jesucristo pidiendo fuerza.

Satanás, con sus ángeles, intentarán capturar sus pensamientos y controlar lo que ustedes hagan. Si lo logran, corromperán todo lo que es bueno. Para él, el Internet es sólo eso, una red para atraparlos en una inicua adicción a la pornografía. Le seguirá la infelicidad.

Algunas personas usan los medios políticos, sociales y legales para cambiar la definición de la moralidad y del matrimonio en algo sin control, antinatural y prohibido por Dios; pero no pueden cambiar el plan que ha gobernado la vida y la felicidad humanas desde el principio. El impostor ataca alguna pasión o tendencia o debilidad y convence a las personas de que su condición no puede cambiar y las persuade a participar en actividades que nunca escogerían por sí solos.

Tarde o temprano, aquella chispa de divinidad en cada uno de ellos se encenderá; pueden usar su albedrío como hijos e hijas creados a la imagen de Dios y rehusar seguir al destructor. Aquello que se les había hecho creer que no podía cambiar cambiará, y sentirán el poder de la redención de Cristo; serán aliviados del peso y sanados del dolor. De eso se trata la Expiación de Cristo.

Pueden reclamar su herencia como hijos de padres celestiales y, a pesar de lo torturadora y angustiosa que les resulte la prueba de la vida terrenal, saben que no están perdidos.

En la Iglesia no se condena a nadie por las tendencias o tentaciones, pero se considera a las personas responsables de la transgresión. Si ustedes no actúan de acuerdo con persuasiones indignas, nunca se les condenará ni se les someterá a la disciplina de la Iglesia.

Nosotros no fijamos las normas pero se nos manda enseñarlas y mantenerlas. La norma se mantiene: abstinencia antes de casarse y fidelidad total en el matrimonio. No obstante cuán diferentes parezcamos para el mundo, no obstante lo ridiculizadas que sean nuestras normas, no obstante cuánto sucumban a la tentación otras personas, nosotros no vamos a ceder, no podemos ceder. La obediencia a la norma moral y la observancia de la Palabra de Sabiduría permanecerán como requisitos para la ordenación al sacerdocio, para ir a una misión y para obtener la recomendación para el templo.

A ustedes se les confirió el don del Espíritu Santo. Cuando tengan que tomar decisiones, recibirán impresiones de aprobación o de advertencia . Si se han extraviado y han perdido su sendero, el Espíritu Santo los puede guiar alejándolos del mal y trayéndolos de regreso al Señor. No olviden nunca que son hijos e hijas de Dios. Satanás no puede encarcelarlos permanentemente, porque ustedes siempre tienen la llave del arrepentimiento para abrir la puerta de la prisión.

Si ustedes, nuestros jóvenes, se sienten solos, recuerden que en la actualidad hay millones de ustedes en la Iglesia; miles sirven en misiones en este momento y son un ejemplo visible, un testimonio de la Restauración, aun para aquellos que no escuchen su mensaje. Dondequiera que estén, en los estudios, en el trabajo, divirtiéndose o en las fuerzas armadas, nunca están solos.

Las palabras pueden emplearse como armas en contra de ustedes. Si cuando les habla, la gente del mundo usa la palabra diversidad, utilícenla para su beneficio y digan: “En mi vida ya hay diversidad y tengo la intención de que siga siendo así”. Si la palabra es tolerancia, úsenla también y digan: “Espero que seas tolerante con mi estilo de vida: obediencia, integridad, abstinencia, arrepentimiento”. Si la palabra en contra de ustedes es opciones, díganles que ustedes optan por la moralidad que la gente considera anticuada, y que han optado por llegar a ser un cónyuge digno, una madre o un padre dignos.

Quizás toda la Iglesia permanezca sola en defensa de estas normas, pero no somos los primeros. Moroni, el último habitante de su pueblo, dijo: “Y yo quedo solo… yo cumplo el mandamiento de mi padre”. No teman.

Cuando era joven y muy nuevo en mi llamamiento, me enviaron al este de Estados Unidos para tener una reunión con oficiales poderosos y prominentes que impedían nuestra obra. Al salir hacia el aeropuerto, me detuve para ver al presidente Harold B. Lee y le pregunté: “¿Tiene algún consejo que darme antes de partir?” .

“Sí”, me dijo, “que recuerde que no estamos en 1830 y que no sólo somos seis”.

Aquello borró el temor; defendí las normas de la Iglesia y el problema se resolvió.

La sociedad sigue un rumbo que ha causado la destrucción de civilizaciones y está ahora madurando en la iniquidad. La civilización misma está en peligro. Ustedes, nuestros maravillosos jóvenes, son un ejemplo para muchos millones de buenas personas en todo el mundo.

Pienso en el gozo y la felicidad que les esperan en esta vida y en la obra que van a realizar, y no puedo sentirme desanimado.

Pedro, el Apóstol que estuvo cerca del Señor, dijo de ustedes: “Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable”.

Recuerden esta gran profecía:

“El estandarte de la verdad se ha izado. Ninguna mano impía puede detener el progreso de la obra: las persecuciones se encarnizarán, el populacho podrá conspirar, los ejércitos podrán juntarse, y la calumnia podrá difamar; mas la verdad de Dios seguirá adelante valerosa, noble e independientemente, hasta que haya penetrado en todo continente, visitado toda región, abarcado todo país y resonado en todo oído, hasta que se cumplan los propósitos de Dios, y el gran Jehová diga que la obra está concluida”.

Cuando era joven, solíamos cantar a menudo estas estrofas:

¿Fallará en la defensa

de Sión la juventud?

Al llegar el enemigo,

¿huiremos sin luchar? ¡No!

Firmes creced en la fe que guardamos;

por la verdad y justicia luchamos.

A Dios honrad, por Él luchad,

y por Su causa siempre velad.

Cuando veamos a los inicuos

atacar el plan de Dios,

¿quedaremos indecisos?

¿Estaremos sin valor? ¡No!

Nuestra salvación labremos,

procurando la verdad,

y la juventud, con celo,

luchará y velará. ¡Sí!

Procuremos ser hallados

dignos del Reino de Dios,

redimidos con los justos,

obedientes a Su voz. ¡Sí!

Firmes creced en la fe que guardamos;

por la verdad y justicia luchamos.

A Dios honrad, por Él luchad,

y por Su causa siempre velad.

Que Dios los bendiga a ustedes, millones de jóvenes de nuestra Iglesia, que siguen dignamente los modelos del Evangelio y llevan dentro de ustedes un profundo testimonio, el mismo que todos nosotros tenemos y expresamos. En el nombre de Jesucristo. Amén.

Material Adicional 1

Predicad Mi Evangelio: Una guía para el servicio misional, 2004, págs. 35, 45–46.

La Gran Apostasía

Después de la muerte de Jesucristo, gente inicua persiguió a los Apóstoles y a los miembros de la Iglesia, y mató a muchos de ellos. Con la muerte de los Apóstoles, las llaves del sacerdocio y la autoridad presidente del sacerdocio fueron quitadas de la tierra. Los Apóstoles habían conservado pura la doctrina del Evangelio, habían mantenido el orden y establecido las normas de dignidad para los miembros de la Iglesia. Sin los Apóstoles, y con el paso del tiempo, la doctrina se corrompió y se hicieron cambios no autorizados en la organización y en las ordenanzas del sacerdocio de la Iglesia, como el bautismo y el otorgamiento del don del Espíritu Santo.

Sin revelación ni autoridad del sacerdocio, la gente se apoyó en la sabiduría humana para interpretar las Escrituras y los principios y las ordenanzas del evangelio de Jesucristo. Se enseñaban ideas falsas como si fuesen verdaderas; se perdió gran parte del conocimiento del carácter y de la naturaleza verdaderos de Dios el Padre, de Su Hijo Jesucristo y del Espíritu Santo. Partes importantes de la doctrina de la fe en Jesucristo, del arrepentimiento, del bautismo y del don del Espíritu Santo se tergiversaron o se olvidaron. La autoridad del sacerdocio que se dio a los Apóstoles de Cristo ya no se encontraba sobre la tierra. Al final, esa apostasía fue la causa de que surgieran muchas iglesias.

Después de siglos de oscuridad espiritual, hombres y mujeres que buscaban la verdad protestaron contra las prácticas religiosas de esa época; reconocieron que gran parte de la doctrina y muchas de las ordenanzas del Evangelio habían sido cambiadas o se habían perdido; entonces buscaron mayor luz espiritual y muchos hablaron de la necesidad de una restauración de la verdad. Sin embargo, ninguno de ellos afirmaba que Dios los hubiese llamado para ser profetas, sino que intentaron reformar las enseñanzas y las prácticas que ellos creían que habían sido cambiadas o que se habían corrompido. Sus esfuerzos ocasionaron la organización de muchas iglesias protestantes. Esa reforma dio como resultado un marcado énfasis en la libertad religiosa, lo cual abrió el camino para la Restauración final.

Los Apóstoles del Salvador predijeron esa apostasía universal y también predijeron que el evangelio de Jesucristo y Su Iglesia serían restaurados una vez más sobre la tierra.

Ejemplos de reformadores y líderes religiosos del mundo

Juan Wiclef:

Nació en Inglaterra en el siglo XIV; erudito de teología de la Universidad de Oxford. Enseñó que la Iglesia católica romana no poseía las llaves del sacerdocio, que la Santa Eucaristía (o Santa Cena) no era el cuerpo verdadero de Cristo y que la iglesia no debía ejercer poder político sobre las personas. Tradujo la Biblia al inglés. Falleció el 31 de diciembre de 1384.

Martín Lutero:

Nació el 10 de noviembre de 1483 en Alemania; estudió en las universidades de Erfurt y Wittenberg. Clavó 95 tesis en la puerta de la Iglesia del Castillo para desafiar muchas enseñanzas de la Iglesia católica romana de esa época, entre ellas la práctica de que la gente pagara dinero para ser perdonada de sus pecados. Fue el fundador del luteranismo. Falleció el 18 de febrero de 1546.

William Tyndale:

Nació en el condado de Gloucestershire, Inglaterra, en 1494; estudió en Oxford y Cambridge. Tradujo el Nuevo Testamento al inglés. Puso las Escrituras al alcance de la gente común para poner al descubierto la falsa doctrina y la corrupción de los líderes religiosos. Fue ejecutado el 6 de octubre de 1536.

John Knox:

Nació alrededor del año 1513; ministro, teólogo, autor y líder escocés de la Reforma de su país. Se le conoce como el fundador de la Iglesia Presbiteriana de Escocia. Falleció el 24 de noviembre de 1572.

Material Adicional 2

Arnold K. Garr, “Preparing for the Restoration”, Ensign, junio de 1999, págs. 34–40.

Preparando la restauración

Por Arnold K. Garr

Muchos reformadores religiosos y otros, sin saberlo pero con valor, desempeñaron papeles en el drama divino que preparó la escena para José Smith, el gran profeta de los últimos días.

La historia de la restauración del evangelio de Jesucristo comenzó mucho antes de la primavera de 1820, cuando nuestro Padre Celestial y Su Hijo, Jesucristo, se aparecieron al joven José Smith en la Arboleda Sagrada. El élder Bruce R. McConkie (1915-85) del Quórum de los Doce Apóstoles enseñó: "A partir del siglo XIV, el Señor comenzó a preparar las condiciones sociales, educativas, religiosas, económicas y gubernamentales bajo las cuales podría restaurar más fácilmente el Evangelio por última vez entre los hombres". Los líderes y autores Santos de los Últimos Días han descrito de diversas maneras este período de 500 años previo a la Restauración como el "gran diseño", el "gran prólogo" y el "preludio de la Restauración".

El profeta del Antiguo Testamento Joel previó que el Espíritu del Señor trabajaría entre los individuos para ayudar a preparar al mundo para la Restauración. El Señor dijo: "Derramaré mi espíritu sobre toda carne; y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán, vuestros ancianos soñarán sueños, vuestros jóvenes verán visiones:

"Y también sobre los siervos y sobre las siervas en aquellos días derramaré mi espíritu" (Joel 2:28-29).

De la visión de Joel, el presidente Joseph Fielding Smith dijo: "Creo que, propiamente, podríamos remontarnos a los días del renacimiento de la enseñanza -el renacimiento, como se le llama- y la reforma en los siglos XV y XVI, para encontrar el comienzo del cumplimiento de esta promesa". Aquellos precursores de José Smith, el largamente profetizado vidente de los últimos días (véase JST, Génesis 50:30-33; 2 Ne. 3:6-7), no tuvieron acceso a la plenitud del Evangelio, pero sus esfuerzos fueron de vital importancia para sentar las bases para él.

El élder Mark E. Petersen (1900-84), del Quórum de los Doce Apóstoles, escribió: "La restauración del Evangelio del Señor Jesucristo en estos últimos días, junto con la preparación anticipada de las condiciones que la hicieron posible, fue en verdad un drama divino que tuvo muchas etapas y muchas escenas, algunas de las cuales sacudieron el mundo". Los primeros actos de este drama se escenificaron en Europa durante el Renacimiento y la Reforma Protestante. Los actos posteriores se escenificaron en América, donde personas valientes -entre ellas los ancestros de José Smith- colonizaron el Nuevo Mundo, firmaron la Declaración de Independencia, lucharon en la Guerra por la Independencia y ratificaron la Constitución de los Estados Unidos.

El Renacimiento

Cuando la Gran Apostasía tuvo lugar hace casi 2.000 años, el mundo entró en un estado de oscuridad espiritual del que no empezó a recuperarse hasta el Renacimiento. El élder McConkie describió el período de apostasía universal durante la Edad Media: "Cuando el sol del Evangelio se puso hace casi dos milenios, cuando el sacerdocio fue quitado ... y cuando los de la tierra ya no fueron enseñados y dirigidos por apóstoles y profetas, entonces reinaron las tinieblas espirituales". Las Escrituras fueron apartadas del uso público, se adoptaron credos falsos, se obligó a numerosos paganos a convertirse y se dio muerte a miles de personas acusadas de herejía. "Los terrores de la noche eran reales y la noche era larga, oscura y negra". Si el Señor hubiera restaurado la plenitud del Evangelio en condiciones espirituales tan opresivas, parece improbable que la Iglesia hubiera sobrevivido, y mucho menos florecido.

Durante el Renacimiento, el renacimiento del aprendizaje que floreció desde aproximadamente el año 1350 hasta el 1550, tuvieron lugar dos acontecimientos que fueron vitales en la preparación de la dispensación final: La invención de la imprenta por parte de Johannes Gutenberg a mediados del siglo XIV y el viaje de Cristóbal Colón a las Américas en 1492.

En los siglos anteriores a la invención de la imprenta, la mayoría de la gente no sabía leer ni escribir. Incluso Carlomagno, quizás el mayor gobernante de la Europa medieval, era analfabeto. Los libros se escribían a mano, y muchos líderes eclesiásticos se resistían firmemente a la idea de hacer circular la Biblia entre el pueblo. Un clérigo argumentó: "Debemos erradicar la imprenta, o la imprenta nos erradicará a nosotros". Sin embargo, una vez que el invento de Gutenberg se generalizó, "la publicación de libros, incluida la Biblia, fue una fuerza demasiado grande para ser frenada", escribió el presidente Joseph Fielding Smith. "Como una inundación irresistible, la imprenta, y el deseo de leer lo que se imprimía, se extendió por toda la tierra". Entre los primeros libros que imprimió Gutenberg estaba la Biblia.

Un historiador escribió: "Ninguna de las innovaciones tecnológicas [del Renacimiento] ha tenido un efecto mayor durante un período de tiempo más largo y sobre más gente que la invención de la imprenta a mediados del siglo XV. Algunos eruditos la han declarado el desarrollo más importante del Renacimiento y quizás de todo el mundo moderno". El élder McConkie coincidió: "Pocas herramientas fueron más eficaces que la imprenta para preparar el camino para el gran renacimiento del aprendizaje, para la reforma religiosa y para la ruptura de los pueblos y las naciones de la dominación religiosa. Sin el descubrimiento de los tipos móviles en torno a 1440, la barrera de las tinieblas que cubría el mundo apóstata difícilmente podría haber sido traspasada".

El estudio personal de Cristóbal Colón de la Biblia aumentó en gran medida la influencia del Espíritu Santo en su vida. Dos milenios antes de Colón, Nefi profetizó: "Y miré y contemplé a un hombre entre los gentiles, que estaba separado de la simiente de mis hermanos por las muchas aguas; y vi que el Espíritu de Dios descendía y actuaba sobre el hombre, y salía sobre las muchas aguas, hasta la simiente de mis hermanos, que estaban en la tierra prometida" (1 Ne. 13:12). El presidente Gordon B. Hinckley dijo: "Interpretamos que eso se refiere a Colón. Es interesante notar que el Espíritu de Dios obró sobre él". El mismo Colón declaró: "Con una mano que se podía sentir, el Señor abrió mi mente al hecho de que sería posible navegar y abrió mi voluntad al deseo de realizar el proyecto. ... Este era el fuego que ardía dentro de mí. ... ¿Quién puede dudar de que este fuego no era meramente mío, sino también del Espíritu Santo ... instándome a seguir adelante?"

El presidente George Q. Cannon (1827-1901), consejero de la Primera Presidencia, dijo "Colón fue inspirado a penetrar en el océano y descubrir este continente occidental, pues había llegado el momento fijado para su descubrimiento; y las consecuencias que Dios deseaba que siguieran a su descubrimiento han tenido lugar. ... Creemos que fue una obra preparatoria para el establecimiento del Reino de Dios.

"Esta Iglesia y este Reino no podrían haberse establecido en la tierra si no se hubiera realizado la obra [de Colón]".

La Reforma Protestante

Las actividades de Gutenberg, Colón y otras figuras destacadas del Renacimiento contribuyeron a preparar el terreno para otro gran movimiento de la historia europea: la Reforma Protestante. Este movimiento religioso, que tuvo lugar principalmente durante el siglo XVI, fue tan poderoso que "ninguna zona de Europa o campo de pensamiento y actividad quedó sin ser afectada por él". El élder McConkie escribió: "El espíritu de inspiración descansó sobre Wycliffe, Hus, Lutero, Zwingli, Calvino, Knox y otros, haciéndoles rebelarse contra los males religiosos de la época y procurar que la Biblia y otras verdades estuvieran al alcance de todos los que quisieran recibirlas." El élder Petersen calificó la obra de los reformadores como un "significativo preludio de los grandes acontecimientos en los que el profeta José Smith fue la figura principal".

El inglés John Wycliffe (1330-84) ha sido llamado "la Estrella de la Mañana de la Reforma". Sacerdote y profesor de la Universidad de Oxford, Wycliffe fue valiente y habló con franqueza sobre la corrupción religiosa, por lo que su iglesia lo condenó. En 1382 Wycliffe fue puesto bajo arresto domiciliario, en cuyas circunstancias murió dos años después. Sin embargo, antes de fallecer comenzó la primera traducción al inglés de la Biblia, que sus seguidores completaron tras su muerte.

Las ideas de Wycliffe cayeron en suelo fértil en Bohemia -ubicada en la actual República Checa-, donde un joven sacerdote llamado Jan Hus (1372-1415) las adoptó. A Hus se le ordenó que fuera juzgado por herejía, pero se negó y fue excomulgado junto con sus seguidores. En 1414, el emperador Segismundo y sus consejeros interrogaron a Hus sobre su actitud hacia las enseñanzas de Juan Wycliffe. Aunque Hus era más moderado que Wycliffe y no estaba de acuerdo con todas sus enseñanzas, se negó a denunciarlas en su totalidad. Hus fue condenado como hereje y quemado en la hoguera.

Hus y Wycliffe fueron precursores de la figura más prominente de la Reforma Protestante: Martín Lutero (1483-1546). Lutero era un monje agustino y profesor de la Universidad alemana de Wittenberg. Después de que un monje llegara a Sajonia en 1517 vendiendo indulgencias -es decir, permiso para cometer pecados- para recaudar dinero para la Basílica de San Pedro en Roma, Lutero protestó contra esa corrupción y mundanidad clavando sus históricas 95 tesis -declaraciones que instaban a la reforma- en la puerta de la iglesia del castillo de Wittenberg. El antagonismo entre Lutero y la Iglesia creció, y en 1521 fue convocado por el emperador Carlos V a comparecer ante la Dieta (Concilio) de Worms, donde hizo esta valiente declaración: "A menos que me convenzan las Escrituras y la simple razón -no acepto la autoridad de papas y concilios, pues se han contradicho entre sí-, mi conciencia es cautiva de la Palabra de Dios. No puedo y no me retractaré de nada, porque ir en contra de la conciencia no es ni correcto ni seguro. ... Aquí estoy, no puedo hacer otra cosa".

A Lutero se le prohibió oficialmente el acceso al imperio, pero varios príncipes alemanes le protegieron. Tradujo la Biblia al alemán para las masas, y el luteranismo se extendió por el norte de Europa y causó una revolución eclesiástica. El élder McConkie dijo: "La ruptura de Lutero con el catolicismo fue parte del programa divino; vino como un Elías preparando el camino para la Restauración".

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Unos cien años después de la traducción de la Biblia al inglés de Wycliffe, William Tyndale (1494-1536) hizo una traducción al inglés aún más significativa de la Biblia a partir del griego y el hebreo. Cuando Tyndale no pudo encontrar un editor en Inglaterra, hizo que se imprimieran copias en Alemania y se introdujeran de contrabando en Inglaterra. La traducción de Tyndale fue utilizada posteriormente por los traductores de la Biblia del rey JaimeSantiago. En palabras que evocan el destino del profeta José Smith, Tyndale dijo: "Si Dios me perdona, un día haré que el muchacho que conduce el arado... sepa más de las Escrituras que el Papa". Tyndale fue ejecutado en Bélgica como hereje protestante.

Unos cien años después de la traducción de la Biblia al inglés de Wycliffe, William Tyndale (1494-1536) hizo una traducción al inglés aún más significativa de la Biblia a partir del griego y el hebreo. Cuando Tyndale no pudo encontrar un editor en Inglaterra, hizo que se imprimieran copias en Alemania y se introdujeran de contrabando en Inglaterra. La traducción de Tyndale fue utilizada posteriormente por los traductores de la Biblia del rey Santiago. En palabras que evocan el destino del profeta José Smith, Tyndale dijo: "Si Dios me perdona, un día haré que el muchacho que conduce el arado... sepa más de las Escrituras que el Papa". Tyndale fue ejecutado en Bélgica como hereje protestante.

Otros hombres inspirados lideraron la Reforma Protestante en otros lugares de Europa. Huldrych Zwingli (1484-1531) trabajó para purificar el cristianismo en la ciudad de Zúrich, Suiza. En 1523 presentó 67 artículos de reforma a la ciudad, que fueron aceptados, pero en 1531 fue asesinado mientras servía como capellán en una batalla entre protestantes y católicos. También en Suiza, el influyente Juan Calvino (1509-64) llevó a cabo la obra de la Reforma en Ginebra. Entre sus muchas innovaciones religiosas, Calvino concibió una organización eclesiástica gobernada por ancianos, que evolucionó hasta convertirse en las iglesias presbiterianas o reformadas. En Escocia, John Knox (1513-72) expuso y estableció las doctrinas de Calvino. En poco tiempo, los peregrinos y los puritanos llevarían los ideales y el pensamiento de Calvino y otros reformadores al Nuevo Mundo, América.

Acontecimientos en América

Con motivo del centenario de la Iglesia en 1930, la Primera Presidencia declaró: "No fue por casualidad que los puritanos dejaran su tierra natal y navegaran hasta las costas de Nueva Inglaterra, y que otros les siguieran después. Fueron la avanzadilla del ejército del Señor, [preordenado] para establecer el sistema de gobierno dado por Dios bajo el cual vivimos... y preparar el camino para la restauración del Evangelio de Cristo".

El presidente Ezra Taft Benson enseñó que "todos los grandes acontecimientos que han ocurrido [en América], incluyendo la llegada de Colón y de los padres peregrinos, fueron previstos por los antiguos profetas." Después de profetizar sobre Colón, Nefi continuó "Vi el Espíritu de Dios, que actuó sobre otros gentiles; y salieron del cautiverio, sobre las muchas aguas" (1 Ne. 13:13). Escritores como el gobernador de la plantación de Plymouth, William Bradford (1590-1657), describieron la persecución y el encarcelamiento que sufrieron los peregrinos en Europa antes de huir a América en busca de libertad religiosa.

Nefi previó que los colonos "se humillarían ante el Señor" (1 Ne. 13:16). William Bradford registró que cuando los Peregrinos zarparon en su viaje a América, "tuvieron un día de solemne humillación", su pastor proclamó "un ayuno, para humillarnos ante nuestro Dios". Actuando bajo la inspiración, los peregrinos redactaron el Pacto del Mayflower, del que se dice que fue "la primera constitución escrita de Norteamérica", que exigía la obediencia a las leyes promulgadas por el grupo en lugar de las decretadas por un monarca.

Los puritanos se establecieron posteriormente en la bahía de Massachusetts y acabaron absorbiendo a los peregrinos. Sin embargo, los puritanos no eran tolerantes con los que no creían como ellos. Uno de los disidentes entre los puritanos era Roger Williams, que creía en la libertad religiosa y sostenía que la iglesia apostólica organizada por Cristo ya no estaba en la tierra. Tras el destierro, Williams y sus seguidores fundaron Providence, Rhode Island, y adoptaron principios que se convirtieron en importantes tradiciones en Estados Unidos, como la democracia, la libertad de religión y la separación de la Iglesia y el Estado.

Los colonos de otras partes de América también trabajaron por la libertad religiosa. Bajo el liderazgo de la familia Calvert, los católicos romanos se establecieron en Maryland y en 1649 aprobaron el Acta de Tolerancia, que defendía la libertad de conciencia. En 1681, el rey de Inglaterra concedió una carta de tierras al devoto cuáquero William Penn, cuya colonia en Pensilvania se convirtió en un modelo de tolerancia religiosa. De estos colonos, el presidente Benson escribió: "Los peregrinos de Plymouth, los Calvert de Maryland, Roger Williams, William Penn, todos tenían profundas convicciones religiosas que desempeñaron un papel principal en su llegada al Nuevo Mundo. También ellos, creo, vinieron aquí bajo la inspiración del cielo".

El último acontecimiento que Nefi observó en su visión de las colonias americanas fue la Guerra de la Independencia. Escribió:

"Y vi que sus madres gentiles se reunían sobre las aguas, y también sobre la tierra, para hacer batalla contra ellas.

"Y vi que el poder de Dios estaba con ellos, y también que la ira de Dios estaba sobre todos los que se habían reunido contra ellos para combatir.

"Y yo, Nefi, vi que los gentiles que habían salido del cautiverio eran liberados por el poder de Dios de las manos de todas las demás naciones" (1 Ne. 13:17-19).

El presidente Wilford Woodruff enseñó: "Aquellos hombres que pusieron los cimientos de este gobierno americano y firmaron la Declaración de Independencia fueron los mejores espíritus que el Dios del cielo pudo encontrar sobre la faz de la tierra. ... El general Washington y todos los hombres que trabajaron con ese propósito fueron inspirados por el Señor". El presidente Woodruff también relató: "Cada uno de esos hombres que firmaron la Declaración de Independencia, con el General Washington, me llamaron, como Apóstol del Señor Jesucristo, en el Templo de St. George, dos noches consecutivas, y exigieron de mis manos que saliera y atendiera las ordenanzas de la Casa de Dios por ellos".

George Washington dio crédito a Dios por la victoria de los Estados Unidos. En su discurso de despedida a su ejército, dijo: "Las circunstancias desventajosas por nuestra parte, bajo las cuales se emprendió la guerra, nunca podrán ser olvidadas. Las singulares interposiciones de la Providencia en nuestra débil condición fueron tales, que difícilmente podrían escapar a la atención del más inobservador; mientras que la inigualable perseverancia de los ejércitos de los Estados [Unidos], a través de casi todos los sufrimientos y desalientos posibles durante el espacio de ocho largos años, fue poco menos que un milagro permanente". El presidente Spencer W. Kimball dijo: "El Señor permitió que estos pocos hombres mal armados y mal vestidos en Valley Forge y en otros lugares derrotaran a un gran ejército, ... unos pocos contra los muchos, pero los pocos tenían de su lado al Señor Dios del cielo, que les dio la victoria. Y con ello llegó la libertad política y la libertad religiosa, todo en preparación para el día en que un joven saliera y buscara y se pusiera en contacto con el Señor y abriera de nuevo las puertas del cielo."

Después de que los colonos ganaran su independencia, experimentaron durante un corto tiempo con un gobierno bajo los Artículos de la Confederación. Cuando descubrieron que ese método era inadecuado, los líderes dirigieron su atención a la redacción de una nueva forma de gobierno. Pocas personas en la tierra, si es que hay alguna, tienen la Constitución de los Estados Unidos resultante en mayor estima que los Santos de los Últimos Días. El Señor ha dicho: "Para que todo hombre actúe en doctrina y principios ... de acuerdo con el albedrío que le he dado, para que todo hombre sea responsable de sus propios pecados en el día del juicio. ...

"Y con este fin he establecido la Constitución de esta tierra, por medio de hombres sabios que he suscitado con este mismo propósito, y he redimido la tierra mediante el derramamiento de sangre" (D. y C. 101:78, 80).

La Constitución y la Carta de Derechos se aplicaban directamente a las necesidades de una nueva religión porque disponían la libertad de religión, de expresión, de prensa y de reunión. Más tarde, el profeta José Smith enseñó que "la Constitución de los Estados Unidos es una norma gloriosa; está fundada en la sabiduría de Dios. Es un estandarte celestial".

La llegada de José Smith

"Se decretó en los concilios de la eternidad, mucho antes de que se pusieran los cimientos de la tierra", dijo Brigham Young, que José Smith "sería el hombre, en la última dispensación de este mundo, que llevaría la palabra de Dios al pueblo y recibiría la plenitud de las llaves y el poder del Sacerdocio del Hijo de Dios. El Señor tenía sus ojos puestos en él, y en su padre, y en el padre de su padre. ... Ha observado a esa familia y a esa sangre mientras circulaba desde su fuente hasta el nacimiento de ese hombre. Fue preordenado en la eternidad para presidir esta última dispensación".

Así, muchos de los antepasados del Profeta eran cristianos temerosos de Dios, incluyendo a sus padres, Joseph Smith Sr. y Lucy Mack Smith, quienes se casaron en 1796, siete años después de que se ratificara la Constitución. Antes del nacimiento de Joseph, su abuelo Asael Smith dijo: "Me ha llegado al alma que uno de mis descendientes promulgará una obra que revolucionará el mundo de la fe religiosa". Años más tarde, el profeta José Smith relató que su abuelo murió "después de haber recibido el Libro de Mormón, y haberlo leído casi por completo; y declaró que yo era el mismísimo Profeta que él había sabido durante mucho tiempo que vendría a su familia."

El élder Petersen señaló que fue sólo un puñado de años "después de que Estados Unidos se estableciera como una nación constitucional libre, que uno de los grandes espíritus de la [existencia premortal] fue enviado a la tierra para nacer el 23 de diciembre de 1805, en una pequeña granja; y fue llamado José Smith". Con el nacimiento del Profeta, se cerraron las cortinas del preludio divinamente orquestado de la Restauración, y las condiciones estaban listas para la dispensación de la plenitud de los tiempos.

Johannes Gutenberg, un impresor alemán que aparece aquí sosteniendo una Biblia, inventó los tipos móviles en 1438. Algunos historiadores incluyen que ningún invento "ha tenido un efecto mayor durante un periodo de tiempo más largo y sobre más gente".

El reformador religioso bohemio Jan Hus se negó a renunciar a las enseñanzas del anterior reformador John Wycliffe. Condenado como hereje, Hus fue quemado en la hoguera en 1415.

Colón y sus hombres son fotografiados arriba dando gracias tras su llegada al Nuevo Mundo en 1492. Colón escribió que el Espíritu Santo le influyó para realizar su viaje de descubrimiento. (Desembarco de Colón en América, 1492 © Superstock Inc.)

Martín Lutero es representado clavando sus 95 tesis de reforma religiosa en la puerta de la iglesia del castillo de Wittenberg en 1517. Fue una de las figuras más destacadas de la Reforma Protestante. (Detalle del cuadro de Dale Kilbourn).

Los peregrinos, que aparecen ofreciendo una oración en una fiesta de acción de gracias, fueron uno de los muchos grupos religiosos que buscaron asilo en el Nuevo Mundo. La libertad de religión se convirtió más tarde en una de las piedras angulares de la Constitución de Estados Unidos. (Cena de Acción de Gracias de los peregrinos, por William VanDoren © Superstock Inc.)

George Washington, Benjamin Franklin, James Madison y muchos otros aparecen firmando la Constitución de los Estados Unidos el 17 de septiembre de 1787 en la Casa del Estado de Pensilvania. (Firma de la Constitución de los Estados Unidos, por Howard Chandler Christy, cortesía del Arquitecto del Capitolio).

Texto original: https://www.churchofjesuschrist.org/study/ensign/1999/06/preparing-for-the-restoration?lang=eng

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DMU Timestamp: September 30, 2021 11:22





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